Nuestro ritmo de vida puede llevarnos a ignorar o evitar los probelmas de conducta que manifiesta nuestro perro, que no dejan de ser llamadas de auxilio para recuperar la estabilidad emocionar inicial.
Cuando decidimos tomar las riendas de la situación, podemos vernos desbordados y frustrados por no entendernos con nuestro compañero de cuatro patas.